Por Valeria Molina
Remontándonos a los principios del positivismo, cuyo pilar ideológico se encuentra en el conocimiento científico y en el método y análisis de los hechos verificados empíricamente, recordamos que para Hegel los hechos no existen, entendiendo por hecho una cosa dada, una situación en la que el cambio no es posible. La existencia de los hechos está en función de sus potencialidades a desarrollar, nos dice Hegel, e introduce la diferencia fundamental entre ser para sí y ser en sí. En clase, aclaramos que el ser en sí es el conjunto de las potencialidades máximas que un ser puede alcanzar, todo lo que se puede desarrollar y es innato, llegar a ser lo que siempre fui; en cambio, el ser para sí consiste en la obtención de dichas potencialidades, en el logro de su completo desarrollo. Ejemplificamos con un niño pequeño, nos cuestionamos si un niño es realmente racional: el niño no es racional para sí mismo porque es demasiado pequeño para ser consciente de sus potencialidades, sin embargo, con el tiempo, el niño es perfectamente capaz de desarrollar la razón.
En cuanto a la discusión sobre la libertad, Hegel marca una diferencia entre ser libre y tener libre arbitrio; tener libre arbitrio es, hasta cierto punto, hacer lo que queramos, aquello que nos da placer, que disfrutamos. Sin embargo, de esta manera, nos vemos sometidos a los instintos, dejamos de lado lo que nos distingue de los demás animales: la razón. Lo que nos hace realmente libres es el uso de la razón, conocer nuestras determinaciones, tener conciencia del poder del pensamiento.
G.W.F. Hegel (1770-1831) |
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