23.11 Marcuse. Enajenados a gusto

Bitácora de  la sesión  del 23 de noviembre
Por Anayeli Santos Tapia

El tema principal a tratar en clase fue el plantearnos la pregunta de por qué el hombre sigue planteando una revolución; una transformación de condiciones materiales y no hay inicios de nada. O mejor aún: ¿por qué naturalizamos la enajenación?

Para poder respuesta a las preguntas anteriores es necesario mencionar que la mecanización ha llevado a que el hombre ya no se queje de sus condiciones de trabajo, pues los avances tecnológicos que rodean al obrero han llevado a que se reduzca el desgaste físico. En las fábricas contemporáneas, ya no se da el desgaste físico como se daba en el siglo XIX.

Marcuse identifica cuatro factores para que la enajenación se haga menos evidente, factores que conllevan a que se naturalice la enajenación:

1. Desgaste físico: A través de la mecanización y automatización el obrero se sentirá menos explotado, pues la mecanización disminuye el desgaste físico.

2. Automatización: El trabajador no ve la relación de su trabajo con el producto final, es decir, se sigue un proceso muy largo para poder obtener una mercancía, en donde intervienen tanta maquinaria para poder obtener el producto final (mercancía). El trabajador piensa así que no se merece un salario “alto” por el poco trabajo e intervención que cree desempeñar. El obrero ve al capitalista como un ser bondadoso “gracias al cual tiene un trabajo”.

3. Intervención del trabajador en los negocios de la fabrica: El trabajador se interesa en la buena marcha de los negocios de la fábrica, pues la empresa hace creer al trabajador que es una parte indispensable de ella y necesario.

Es decir, el obrero del siglo XIX, no tenía alguna preferencia por la fábrica que lo explotara; sin embargo, en la actualidad el obrero hace contratos definidos, pelea plazas y todo con la finalidad de permanecer en la fábrica que lo explota. Existe una gran preferencia por permanecer dentro de dicha fábrica. En otras palabras el obrero “se identifica” con la empresa.

No obstante, el capital no ha cambiado sigue siendo el mismo, pues lo único que se ha modificado es la manera de la dominación del hombre por el hombre, pero no la opresión misma.

4. Consecuencias de desgaste físico, automatización e intervención del trabajador: Las condiciones tecnológicas actuales han llevado a que la clase trabajadora ya no esté en contradicción con el sistema capitalista. Todo lo que está en la fábrica se racionaliza. La racionalización nos hace creer que el sistema capitalista es “racional” pero no lo es, ya que está generando una explotación del hombre por el hombre.

En conclusión, es necesario mencionar que la enajenación, poco a poco, se va “naturalizando”, pues por medio de los avances tecnológicos se encubre la explotación que existe y se ve al capitalista como un ser bondadoso. Como consecuencia, el trabajador se empieza a “identificar” con la empresa.

El modelo de producción se sustenta en explotar a alguien: en la actualidad el migrante no puede tener una conciencia de clase, por que no puede constituirse como clase, pues está en la “ilegalidad”.

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