Resumen: Marcuse, Desublimación represiva

H. Marcuse, «La conquista de la conciencia desgraciada: una desublimacion represiva» en El hombre unidimensional.
Resumen de Juana Atzin Morales

Los logros y fracasos de esta sociedad invalidan su alta cultura. La celebración de la personalidad autónoma, del humanismo, del amor trágico y romántico parecen ser el ideal de una etapa anterior del desarrollo.

La realidad sobrepasa su cultura. El hombre puede hacer hoy más que los héroes y semidioses de la cultura; ha resuelto muchos problemas insolubles, pero también ha traicionado la esperanza y destruido la verdad que se preservan en las sublimaciones de la alta cultura. Desde luego, la alta cultura estuvo siempre en contradicción con la realidad social, y sólo una minoría privilegiada gozaba de sus bienes y representaba sus ideales. Las dos esferas antagónicas de la sociedad han coexistido siempre; la alta cultura ha sido siempre acomodaticia, mientras que la realidad se veía raramente perturbada por sus ideales y verdades.

Si las comunicaciones de masas reúnen armoniosamente y a menudo inadvertientemente el arte, la política, la religión y la filosofía con los anuncios comerciales, al hacerlo conducen estos aspectos de la cultura a su común denominador: la forma de mercancía.
La música del espíritu es también la música del vendedor.

Esta asimilación de lo ideal con la realidad prueba hasta qué punto ha sido sobrepasado el ideal: ha sido rebajado desde el sublimado campo del alma, el espíritu o el hombre interior, hasta los problemas y términos operacionales. Estos son los elementos progresivos de la cultura de masas. La perversión señala el hecho de que la sociedad industrial avanzada se enfrenta a la posibilidad de una materialización de los ideales. En esta transformación, pierde gran parte de su verdad.

Las imágenes tradicionales de la alienación artística son en verdad románticas, en tanto que están en incompatibilidad estética con la sociedad en desarrollo y esta incompatibilidad es la clave de su verdad. Las obras alienadas y alienantes de la cultura intelectual se hacen bienes y servicios familiares. La verdad de la literatura y el arte ha sido aceptada siempre como la de un orden más alto que no debería perturbar el orden de los negocios y en  realidad no lo hacáa. El poder absorbente de la sociedad vacía la dimensión artística, asimilando sus contenidos antagonistas.

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