Esquema de trabajo final

En la sesión del 4 de noviembre es obligatorio entregar en papel un borrador del modo en que desarrollará cada cual la respuesta a la pregunta de por qué debe el ser humano superar su estado de enajenación.  La aprobación de este borrador es requisito necesario para presentar el trabajo final. Este borrador incluirá lo siguiente:

1. Entre cien y doscientas palabras con la síntesis de su trabajo, esto es, de aquello que buscan demostrar y con qué argumentos principalmente.

2. El esquema detallado de cada argumento que utilizarán. En la medida de lo posible, hay que especificar la fuente.

El trabajo final será entregado el 4 de diciembre, con las características formales que a continuación enumero:

1. Entre 2600 y 3200 palabras
2. Sin portada
3. Márgenes: superior 3cm; inferior 3cm; izquierdo 2 cm; derecho 4 cm
4. Letra tipo FreeSerif, FreeSans, Liberation, Arial, Times News Roman
5. Tamaño de letra: 12 puntos
6. Interlineado doble
7. Formas de citación: pie de página con ficha completa o APA (consultar el texto de U. Eco, Cómo se hace una tesis)
8. Hojas sin engrapar. Utilizar un clip
9 . Impresión por un solo lado
10. Especificar al final del documento el número de palabras (únicamente del texto, sin incluir título(s), nombre del autor, notas al pie ni bibliografía o anexos)
11. Las páginas deben estar numeradas [Añadido 8 de noviembre]

12. Colocar un título al texto [Añadido 1 de diciembre]

Resumen: Marx, El capital, I, apartados 3B, 3C,3 D y 4

Karl Marx, El capital, Tomo I, Capítulo I «La mercancía», apartados 3B, 3C, 3D y 4
Resumen de Estefanía Arenas

B. Forma-valor total o desarrollada

La ecuación representativa de esta forma es la siguiente:

z mercancía A=u mercancía B, o bien= u mercancía C, o bien= x mercancía E, etcétera.

20 metros de tela=1 traje, o bien =10 libras de té, o bien= 40 libras de café, o bien= 2 onzas de oro, o bien= ½ tonelada de hierro etcétera

1.- La forma desarrollada del valor relativo

El valor de una mercancía (en este caso la tela) representa el valor relativo de las demás, pues tienen la misma cantidad de trabajo contenido en ellas. La relación social existente entre las mercancías está dada, pues, por el valor relativo. Además, tenemos que al intercambiar una mercancía por otra, el intercambio no determina la cantidad de valor de una mercancía, sino que el valor de cualquiera de las mercancías es el que regula los intercambios.

2.- La forma equivalente particular

Cada mercancía de las antes mencionadas (el traje, el té, el café, etc.) funciona como equivalente de la primera mercancía mencionada, es decir, la tela.

3.- Defectos de la forma valor total o desarrollada

Al tener un valor relativo (la tela) se puede decir que dicho valor está incompleto, pues las mercancías que son equivalentes a él se pueden extender hasta un número infinito, es decir, cada mercancía equivalente encierra en ella una forma particular, esto es, un trabajo humano incompleto. 
Por otra parte, al ser la tela el valor relativo, puede intercambiarse por una serie de mercancías y el inconveniente está en que el valor de dichas mercancías sólo puede hallarse a partir, en este caso, de los 20 metros de tela.

C. Forma-valor general

Se tiene la siguiente ecuación:

                                    1 traje
                                    10 libras de té
                                    40 libras de café                             =        20 metros de tela
                                    2 onzas de oro
                                    ½ tonelada de hierro, etc.

1.- Cambio de carácter de la forma-valor

La forma de valor de cada mercancía es ahora distinta, tanto de su valor de uso como de los valores de las demás mercancías. Esta forma ya relaciona las mercancías entre sí como valores, al darse una visión clara de sus valores de cambio, es decir, cada mercancía tiene una forma-valor independiente de las demás, pero sólo puede presentarse en mercancías que se hallan en conjunto.

Así, cada mercancía encuentra en otra mercancía su equivalente (en este caso, la tela representa el equivalente general a todas), así, esto representa también la relación social existente entre las mercancías; la forma-valor de cada una de ellas debe estar en función de una forma socialmente válida que está representada en el equivalente universal, es decir, el dinero.

2.- Relación de desarrollo de la forma-valor relativa y de la forma equivalente.

Una mercancía específica (la tela, por ejemplo) adquiere la forma de equivalente general porque todas las otras hacen de ella la materia de su forma general del valor relativo. En el ejemplo dado por el autor, la tela puede ser intercambiada por cualquiera de las demás mercancías ya mencionadas en la ecuación debido a que estas no representan la misma función equivalente de la tela, es decir, se encuentran excluidas de dicho equivalente.

3.- Transición de la forma-valor general a la forma-dinero

Al ser cierta mercancía el equivalente general, puede corresponder a cualquier mercancía. Este equivalente, al identificarse en la sociedad, se convierte en la mercancía-dinero o funciona como dinero. Su importancia radica en que desempeña el papel de equivalente universal en el mundo de las mercancías.

D. Forma-dinero

Tenemos aquí clara de la función del dinero, como observamos en esta ecuación:
                                                         
                                    20 metros de tela
                                    1 traje
                                    10 libras de té
                                    40 libras de café                                =         2 onzas de oro
                                    ½ tonelada de hierro
                                     x mercancía A
                                     etc.

Entonces, al requerir de un equivalente universal se toma el oro como la mercancía que posee la forma-dinero. El dinero, pues, sirve para adquirir las demás mercancías. Así, cada mercancía adquiere una forma-precio, por ejemplo:

1 traje= 2 onzas de oro

En suma, la forma simple de la mercancía es, entonces, el germen de la forma-dinero.

IV. Carácter fetichista de la mercancía y su secreto

Como sabemos, toda cosa fabricada tiene un valor de uso, esto es, que satisface alguna o varias necesidades humanas y que son un producto del trabajo del hombre el cual funciona de manera social (el hombre trabaja para los otros) y de esta manera también la mercancía adquiere su forma social. Por otra parte, al crear estos satisfactores se transforman las materias que obtenemos de la naturaleza para hacerlas útiles. Entones, el carácter místico de las mercancías no proviene de su valor de uso. 

El carácter místico, entonces, está ligado al valor de los productos. Dicho valor se adquiere por la duración y la fuerza de trabajo contenido en ellos; debido a esto, lo fabricado se convierte en mercancía, cosas que se pueden o no percibir, en cosas sociales pero que no tienen nada que ver con su naturaleza física. Así que dicha relación social es causa de la forma fantástica de la mercancía. Tal es el fetichismo adherido a los productos de trabajo cuando se nos presentan como mercancías y que es inseparable del modo de producción capitalista.

Los objetos que representan un satisfactor de necesidad son producto del trabajo privado de los productores, que después entran socialmente en contacto por el intercambio de sus productos y sólo mediante este proceso se afirma el carácter social de las mercancías. Este carácter social, tiene dos sentidos: primero, que satisface las necesidades sociales, es decir, son útiles a los demás y en segundo lugar, representan también un satisfactor para el mismo productor, pues su trabajo privado es intercambiable por algo que para él será útil. De esta forma, al hacer el intercambio de productos diferentes, establecen que sus trabajos distintos son iguales. Lo más importante de dicho intercambio de mercancías es saber cuánto obtendrán a cambio de sus productos, esto es, la proporción en que se intercambian entre sí.

El valor de un producto del trabajo sólo puede ser resaltado cuando se determinan como cantidades de valor, es decir, el análisis de precio de las mercancías que condujo a la fijación del dinero como el equivalente universal. No obstante, el dinero no pone de manifiesto las relaciones sociales de los productos, sino que no les toma importancia y trata de oscurecerlos. 

Finalmente, el valor de uso es precedente al valor de cambio, porque el valor útil de las cosas es independiente del intercambio, solo se necesita la relación del hombre con la cosa. Por el contrario, el valor de cambio requiere forzosamente del intercambio, es decir, de una relación social.

21.10 Marx. Formas del valor

Bitácora de la sesión del 21 de octubre de 2011
Por Estefanía Arenas

La clase del día 21 de octubre comenzó con la sesión de preguntas. En primer lugar, se planteó la interrogante “¿en qué consiste el fetichismo de las mercancías?” a lo que el profesor contestó que es aquella percepción que tenemos de las cosas al pensar que son simples objetos. Marx dice que estos objetos son ya mercancías y, por lo tanto, resultados de una relación social además que tienen que concebirse como el producto de un trabajo humano así que no son solo “cosas”.

Otra de las preguntas estaba en relación sobre la forma-valor de la mercancía al referir que sólo puede ser ésta “una forma socialmente válida”. Entonces, ¿cuál es esa forma? Es el dinero, el representante de todas las mercancías.

La última pregunta fue: “¿Existe un valor natural de los objetos?”. El valor natural no existe, solamente es posible la forma natural de la mercancía, esto es, el valor de uso.

Comenzando formalmente la clase, se dieron tres puntos a tratar:
  1. La forma simple del valor
  2. La forma total del valor
  3. La forma general del valor
Retomando lo visto en la clase anterior, vimos que el valor es la concreción del trabajo humano en un objeto y es lo que permite comparar dos mercancías o, en otros términos, es la cantidad de trabajo que se usó para la fabricación del objeto (trabajo acumulado); así, tenemos que la mercancía es el objeto más evidente y posee dos características:
  • Valor de uso: Es la utilidad, el placer que podemos extraer de un objeto y constituye también la forma natural del producto.
  • Valor de cambio: Es el valor de uso que tiene una mercancía para otro y no para mí mismo.

Forma simple del valor

Una mercancía contiene valores de uso para alguien más. De esto se desprende que:

xMA=yMB

Es decir, tenemos x cantidad de mercancía A equivale a y cantidad de mercancía B. Aquí, xMA es un valor relativo de yMB, es decir, el trabajo abstracto. yMB es el valor equivalente, es decir, tiene que contener la misma cantidad de trabajo abstracto.

En la ecuación, pues, se expresa el valor de una mercancía A comparándola con una mercancía distinta (es decir, la mercancía B) y se muestra cómo la mercancía A puede ser intercambiable por la mercancía B, pues «valen» lo mismo.

Aquí encontramos una antítesis entre el valor de uso y el valor, puesto que el valor de uso que creo no sirve para mí. De esto puede decirse también que el valor equivalente depende totalmente del valor de uso mediante el valor relativo.

Forma total del valor

xMA=yMB=zMC

Donde xMA sería el valor equivalente y aquí el valor es una cierta gelatina de trabajo en sentido abstracto. Lo importante de esta ecuación es que no se toma una mercancía como equivalente general de todas. Así, tenemos el ejemplo de que cuatro pares de zapatos pueden equivaler a una chamarra y ésta, a su vez, a media tonelada de trigo. Utilizando la ecuación anterior tendríamos:

4 pares de zapatos=1 chamarra=1/2 tonelada de trigo…

Y esto se pude seguir con un número enorme de mercancías que son equivalentes entre sí, pero como valor relativo, tenemos a los 4 pares de zapatos, que sería entonces el equivalente general para las demás mercancías además de que esta cantidad de mercancía está en relación social con las demás al ser intercambiadas.

Forma general del valor

                       xMA
                       yMB          =          tMD
                       zMC

En esta forma del valor, el valor equivalente estaría representado por t cantidad de MD. Po lo siguiente, tMD sería el valor equivalente de todas las mercancías (universal), es decir, todas las mercancías (xMa, xMB y xMC) muestran su expresión de valor en el equivalente (tMD)

Por ejemplo:

                       1/2  tonelada de trigo
                       1 chamarra                                      =   4 pares de zapatos                                            
                       ½ tonelada de hierro

Donde los 4 pares de zapatos son el equivalente universal y las demás mercancías muestran su valor a partir de él, pues tienen la misma cantidad de trabajo abstracto.
 
Se llegó a la cuestión de que toda mercancía que pueda ser equivalente universal, como todas las demás, tiene que concentrar trabajo en ella misma y que pueda dividirse con el fin de facilitar los intercambios. Así, el metal fue la solución a esta problemática, además de que se escogió un tipo de metal que es maleable y sirve como la forma socialmente aceptada de intercambio. Esta mercancía es el oro, lo cual constituiría el dinero.

Finalmente, se llegó a las siguientes conclusiones:
  1. Toda mercancía tiene un valor relativo (tiene cierta cantidad de trabajo abstracto), pero mercancía con valor equivalente sólo habrá una.
  2. Esa mercancía (valor equivalente universal) será la forma de intercambiabilidad por excelencia y, por lo tanto, la que vamos a preferir, esto es, la forma social de la mercancía.
  3. Esa misma mercancía expresa el valor relativo de la serie infinita de mercancías de las cuales es equivalente.

12.10 Marx, Libre mercado, el yo y los otros, y la necesidad

Bitácora de la sesión del 12 de octubre de 2011
Por Anayeli Santos

Los puntos desarrollados durante la sesión del día 12 de octubre fueron los siguientes:

  • Las determinaciones del libre mercado
  • La construcción simultánea del individuo y la sociedad
  • La configuración de las necesidades humanas

El libre mercado presenta una contradicción: si bien la política de libre mercado intenta combatir el monopolio, termina generándolo, pues los medios de producción son los determinantes para que una empresa sea o no competitiva. Del mismo modo, siempre se van a buscar innovaciones constantes que van a permitir generar medios de producción más efectivos.

El que tenga mayor capital está así en mejores condiciones de contar  con diversos y mejores medios de producción y, en consecuencia, obtener mejores ganancias, que lo situarán en mejores condiciones frente a los demás competidores.

Haciendo referencia al segundo punto sobre “la construcción simultánea del individuo y la sociedad” se refirió, que, cuando el humano afirma su individualidad, al mismo tiempo está afirmando su pertenencia a un conjunto de seres humanos; ya que el individuo está en función de los otros, pues siempre incluye en las necesidades de sobrevivencia al otro. No se puede pensar  a la sociedad como algo ajeno, pero la sociedad nos está enajenada, pues el ser humano está enajenado de sí mismo,

Los núcleos de enajenación son la propiedad privada, los modos de producción y el capital. Las ideas son consecuencia del modo de producción. En otras palabras, la raíz de todos los problemas es el modo de producción.

Para desarrollar el ultimo punto, “las necesidades humanas” es necesario entender que lo que resulta de la producción es un producto, esto es, el satisfactor de alguna necesidad. Existe una relación dialéctica entre consumir y producir.

Al satisfacer una necesidad se produce un placer  en el consumo del objeto.

El modo de producción capitalista requiere que los demás consuman lo que se está produciendo y esto se da por medio de un engaño. Para ello, se vuelve indispensable una conquista de nuevos mercados. El aumento de la cantidad de  productos enajena al ser humano de sí mismo y, por ello, los objetos son más poderosos. Al producir más es necesario aumentar las necesidades.El tipo de productos, al aumentar las necesidades, despierta apetitos de todo orden.

El engaño  que se da para que se consuma lo que se está produciendo son la obsolescencia programada y la percibida, si bien esto no lo menciona Marx.

Resumen: Marx, Manuscritos «La necesidad» y «El dinero»

Karl Marx, «Necesidad, producción y división del trabajo» y «El dinero» en Manuscritos económico-filosóficos de 1844, Buenos Aires, Colihue, pp.156-184.
Resumen de Anayeli Santos

Necesidad, producción y división del trabajo

Cada hombre especula con crearle al otro una nueva necesidad para obligarlo a convertirse en una nueva víctima, para ponerlo en una  dependencia y para   y para inducirlo a una nueva manera de goce y, así, de ruina económica. Cada uno intenta crear una capacidad esencial ajena al otro, para encontrar en esto la satisfacción de su propia necesidad egoísta. Junto con la masa de los objetos, crece el reino de los seres ajenos, a los cuales el hombre está sometido, y cada nuevo producto es una nueva potencia de engaño y del saqueo recíprocos.

La necesidad crece según aumenta el poder del dinero. La simplicidad de la máquina y del tipo de trabajo   convierte al hombre en un ser totalmente rudimentario, como    un niño desamparado. La máquina se acomoda a la debilidad del hombre, para convertir al hombre débil en una máquina.

La alienación aparece tanto en el hecho de que el medio de vida es el de otro, de que mi deseo es la posesión inaccesible de otro, como el hecho de que cada cosa misma es otra y no ella misma, de que mi actividad es de otro.

La propensión al intercambio da origen a la división del trabajo. El crecimiento de esa división está  siempre limitado por la extensión del mercado. Adam Smith afirma que la acumulación de capitales asciende con la división del trabajo, y viceversa; la división de trabajo, le da al hombre la capacidad de producción infinita.

Para la división del trabajo y la distribución de las capacidades del hombre y de las máquinas, es necesaria una gran cantidad de casos, operar a gran escala, producir las riquezas en grandes masas.

La condición necesaria del intercambio es la propiedad privada. La riqueza, la producción, se explica por medio de la división del trabajo y del intercambio. La división del trabajo está limitada por el mercado.

El dinero

El dinero posee la propiedad de comprar todo. En tanto que posee la propiedad de apropiarse de todos los objetos, es, en consecuencia, el objeto en sentido eminente. La universalidad de su propiedad es la omnipotencia de su ser; por eso vale como ser todopoderoso.

Para Shakespeare, el dinero es la puta común de todo genero que siembra la disensión entre la multitud de las naciones y sabe hablar todas las lenguas. El dinero deviene, de ese modo, dios visible y puta universal. La diferencia entre la demanda efectiva, basada en el dinero y la no efectiva, basada en mi necesidad, es la diferencia entre ser y pensar , entre la representación existente en mí y la representación como objeto real, que existe para mí, fuera de mí.

El dinero es medio y capacidad para convertir la representación en realidad y la realidad en la mera representación:  transforma tanto las efectivas capacidades esenciales, humanas y naturales en representaciones abstractas e imperfectas, que existen solo en la imaginación del individuo, en capacidades esenciales y facultades efectivas.

El dinero, pues, aparece como ese poder que todo lo invierte, frente al individuo y frente a los lazos sociales, que se afirman para sí como esencia. El dinero confunde   y mezcla todas las cosas.

La historia de las cosas

Resumen: Marx, Manuscritos «El trabajo enajenado»

Karl Marx, «El trabajo enajenado» en Manuscritos económico-filosóficos de 1844, México, Grijalbo, 1968, pp.71-89.
Resumen de Marisol Jiménez

La economía política da por supuesto lo que precisamente trata de demostrar y generalmente otorga a circunstancias externas  “aparentemente fortuitas” elementos de un desarrollo necesario.

Marx explica que su forma de análisis no será como lo hace la Economía política —no va a deducir como hecho lo que quiere explicar en forma de historia— sino tratará de explicar el hecho económico actual.

El obrero se empobrece cuanta más riqueza produce en extensión y en poder,  ya que se convierte en mercancía. Él  trabaja pero no ve el resultado de su trabajo. El capitalista, en cambio, cuando el obrero le genera mayor ganancia, tiene la oportunidad de producir más y al hacer que la producción se incremente, esto se traduce en mayor trabajo para el obrero. Entre más produce, menos se pertenece así mismo, más pone de sí en más objetos que menos le pertenecen ya que pone su vida, su tiempo.

Se valorizan las cosas pero no se valorizan los hombres. Dentro de sus elementos para producir, los capitalistas disponen de la mano de obra, como insumo, como objeto. El trabajo es cosificado por un tercero que no trabaja, sino que ve en el trabajo una mercancía y, de ese modo, convierte al hombre mismo en mercancía.

El producto del trabajo, el objeto, la mercancía, es ante el obrero, algo extraño. Esta objetivación del trabajo se manifiesta como poder: es una privación de la realidad, es enajenación.

Al obrero se le despoja no solo del producto de su trabajo, también de la vida, trabajando más se empobrece más. Cuanto más trabaja el obrero, más se enajena, ya que el mundo material que él produce le pertenece menos: “más pobre se vuelve él y su mundo interior”.  Cuando trabaja, el obrero no se pertenece a sí mismo, le pertenece al objeto y le pertenece al capitalista.

“La enajenación del obrero en su producto no solo significa que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia externa, sino que esta existencia se halla fuera de él, es independiente de él y ajena a él y representa frente a él un poder propio y sustantivo”  (p.76)

La objetivación

La naturaleza es la materia prima de la que el hombre depende para crear, para generar sus medios de vida, pero cuando la objetivación del trabajo no le corresponde a quien lo genera, al que trabaja, el trabajo se convierte en un medio para el sustento físico del obrero, es decir le satisface lo mínimo indispensable para permitirle trabajar-enajenadamente al día siguiente.

Se vuelve un siervo de su objeto/mercancía, primero de su trabajo, del objeto que transforma y no le pertenece (obrero) y después porque obtienen solamente los medios para subsistir (sujeto físico): “solo puede mantenerse en cuanto sujeto físico como obrero y solo puede ser obrero como sujeto físico” (p.76)

La relación directa entre el trabajo y sus productos es la relación entre el obrero y los objetos de su producción y la relación entre las mercancías, el capitalista y la producción es solamente una consecuencia de esta relación directa.

La producción

La relación esencial directa del trabajo es: trabajador y producción. Esta relación es donde se produce y vive la enajenación. El producto/mercancía es el resultado de la enajenación que ya se dio en la producción; es por ello la objetivación misma de la enajenación.

Enajenación del trabajo

En su actividad, el trabajador no desarrolla sus energías físicas ni espirituales. No está en su voluntad ir a trabajar si no se ve forzado a hacerlo y vuelve a ser él cuándo se encuentra fuera del trabajo. En el trabajo no se pertenece a sí mismo sino que le pertenece a otro.

El obrero solo se siente a gusto cuando satisface sus necesidades animales: ”Lo animal se trueca en lo humano y lo humano  en lo animal” (p.79). Cuando esto se convierte en lo único que hace el hombre es cuando se torna en animalidad, es decir, si sus satisfacciones y sus rangos de actividad son los únicos que puede en capacidad, en energías y en voluntad, realizar.

Trabajo enajenado

El hombre es un ser genérico, es decir universal, y por tanto libre, en tanto que se apropia de la naturaleza a través del trabajo.

A través de la naturaleza trabaja porque se sirve de ella, pero necesita de ella y la transforma al trabajar.
El trabajo enajenado consiste así en separar al hombre de la naturaleza y, por otra parte, en cuanto su trabajo —la actividad vital— lo enajena de sí mismo como hombre, lo aleja por tanto de su ser genérico.

Si el trabajo es lo que nos hace humanos, cuando este es enajenado, dejamos de serlo, esto es, nos alejamos de nuestra naturaleza productiva, de la actividad de la vida porque la vida es actividad: es  enajenante cuando sólo se transforma en medio de vida, y no la vida misma.

Los animales no se separan de su actividad vital, son ella misma. El gato, el ave son lo que hacen; el hombre además de ser lo que hace, decide lo que hace y piensa lo que hace, desarrolla “una actividad vital consciente”(p.81).

Cuando la actividad es consciente, el hombre es genérico y por tanto libre. El hombre produce también sin coacción de la necesidad física. Cuando se libera de ella es cuando verdaderamente produce.
“El animal produce solamente a tono y con arreglo a la necesidad de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe producir a tono de toda la especie”(81p.). El hombre también crea belleza, al trabajar, el trabajo es una actividad creadora, creativa.

El trabajo enajenado le arranca al hombre su vida genérica y la vida la transforma en un medio. Su existencia genérica —universal— lo convierte en un existencia individual enajenándolo a su cuerpo, como su ser espiritual humano.

De aquí se desprende que la enajenación sólo es el resultado de la enajenación del hombre por otro hombre: “La enajenación del hombre y en general toda relación del hombre consigo mismo, sólo se realiza y expresa en su relación con los demás hombres” (83p.).

El trabajo enajenado le pertenece entonces a otro hombre, que goza del trabajo que para el otro es una tortura. Esto muestra que la relación del trabajo enajenado y el obrero es una relación entre el obrero y el capitalista o patrón. El producto/mercancía es reflejo del trabajo enajenado y también lo es la propiedad privada, como consecuencia y no como causa del trabajo enajenado.

La propiedad privada es a la vez consecuencia de un medio a través del cual se enajena el trabajo y donde se lleva a cabo la enajenación. Asimismo el salario es un reflejo del trabajo enajenado. El salario del trabajo es un instrumento del salario, y elevarlo llevaría solamente a una mayor remuneración de los esclavos porque no restituye ni la dignidad, ni la vida del obrero.

Resumen: Marx, Manuscritos, «Salario», etc.

Karl Marx, «Salario», «La relación de la propiedad privada», «Propiedad privada y trabajo» y «Propiedad privada y comunismo» en Manuscritos de economía y filosofía.
Resumen de Mauricio Kevin Aguilera


Salario

El salario es el resultado de la lucha entre el capitalista y el obrero, donde el obrero siempre sale perdiendo de una u otra forma, pues el capitalista puede vivir más tiempo sin el obrero, mientras que el obrero al final de cuentas debe regresar a la fuente de trabajo.

El nivel mínimo de salario es el necesario para que el obrero pueda mantenerse él y su familia, no para asegurar la supervivencia de la especie, sino la de la clase obrera.

La demanda de hombres regula la producción de hombres; es decir, si la cantidad de obreros supera la demanda, parte de dichos obreros terminan mendigando o mueren por inanición. La existencia del obrero está así supeditada a la existencia de otra mercancía, y si la oferta supera la demanda entonces el salario disminuye, porque hay una mayor competencia, lo que genera mayor división del trabajo de tal manera que el obrero queda limitado a alguna rama del trabajo y se somete a todas las exigencias del capitalista con tal de conservar su trabajo.

Por cada salario que aumenta, hay uno que queda estacionario y uno que baja. En un año de escasez, el salario disminuye porque hay menos demanda y se eleva cuando hay una alza de los víveres, cuando aumentan su precio. En épocas de abundancia, el salario aumenta debido al aumento de la demanda y disminuye por los precios de los víveres, en las dos formas hay un equilibrio. El obrero tiene que luchar no sólo por su subsistencia física, también por lograr trabajo, por los medios para realizar dicho trabajo.

Existen tres situaciones en que puede encontrarse la sociedad:

1. Si la riqueza de la sociedad está en descenso hay menor demanda de productos, menor producción y por ende menos empleo.

2. En una sociedad donde la riqueza aumenta, se da un alza de salarios, y cuanto más quieren ganar los obreros deben sacrificar su tiempo generando un exceso de trabajo que les acortará la vida. Pero este tipo de sociedades solo son posibles si  (1) se ha acumulado mucho trabajo (capital), es decir que los medios de subsistencia y actividad del obrero están en manos del capitalista; (2) si la acumulación de capital aumenta la división del trabajo y esta a su vez aumenta el número de obreros, y viceversa. Al final de cuentas el obrero se hace más dependiente de su trabajo específico. (3) Donde sólo los más ricos pueden vivir del interés de su dinero, los demás tienen que poner un negocio con su capital. Los grandes capitalistas arruinan a los pequeños y una parte de ellos se vuelve obrera y la competencia entre capitalistas disminuye. Las consecuencias de esta sociedad en progreso es que se da una superproducción  que termina dejando sin trabajo a gran parte de los trabajadores o se reduce su salario al mínimo.

3. En un país donde se haya alcanzado el último grado de riqueza, la competencia entre obreros sería tan grande que el salario se reduciría a lo necesario para mantener el mismo número de obreros. La población no podría aumentar y el exceso debería morir. El fin de la Economía Política es la infelicidad de la sociedad.

Desde el punto de vista del economista todo se compra con trabajo, pero a la vez el obrero tiene que venderse a sí mismo para sobrevivir. Todo producto del trabajo pertenece al obrero pero al mismo tiempo recibe sólo lo necesario para que exista como obrero. Mientras la división del trabajo eleva la productividad, el obrero se reduce a máquina. En una sociedad en progreso el empobrecimiento del obrero es producto de su trabajo, la miseria brota del trabajo mismo. En la medida que la producción total crece, se aumentan las necesidades y los deseos de los trabajadores. La pobreza relativa crece y decrece la absoluta.

Para poder cultivarse espiritualmente, un pueblo necesita liberarse de la esclavitud de sus necesidades corporales, que tenga tiempo para poder crear y gozar, y en un futuro las máquinas harán los trabajos tradicionalmente hechos por los obreros y se convertirán en nuestros siervos.

La relación de la propiedad privada

El trabajador es capital viviente, que en el momento en que no trabaja pierde sus intereses y con ello su existencia, su valor aumenta según la demanda y su vida es una mercancía como cualquier otra. Al producir capital, éste lo produce a él y se produce a sí mismo. En el momento en que el trabajador deja de percibir capital deja de existir para sí; no tiene trabajo y por lo tanto no recibe salario y lo único que queda es morir de hambre.

La producción produce al hombre como mercancía y como un ser deshumanizado tanto física como espiritualmente. Se convierte en una mercancía consciente y con propia actividad. Por tanto la producción de la actividad humana como trabajo es una actividad extraña a sí misma, al hombre y a la naturaleza.

El desarrollo necesario del trabajo es la industria liberada, y el poder que ejerce sobre la agricultura se muestra en el surgimiento de la agricultura como industria. Con la transformación del esclavo en asalariado se transforma al terrateniente en un patrono industrial, en un capitalista.

Propiedad privada y trabajo

La esencia subjetiva de la propiedad privada es el trabajo. Los partidarios del sistema mercantilista ven, en cambio, en la propiedad privada una esencia objetiva para el hombre.

La teoría fisiocrática es la disolución económico-política del estado feudal y su transformación. Toda riqueza se resuelve en tierra y agricultura, y la tierra solo es para el hombre por medio de la agricultura, pero desde el punto de vista económico la agricultura es como cualquier industria y la esencia de la riqueza no es un trabajo determinado, sino el trabajo en general. Del mismo modo que la propiedad territorial es la primera forma de propiedad privada, el trabajo aparece primero como trabajo agrícola, para convertirse en trabajo en general.

Toda riqueza se ha convertido en riqueza industrial, en riqueza del trabajo, y la industria es el trabajo concluido.

Propiedad privada y comunismo

El comunismo es la expresión positiva de la propiedad privada superada, es la propiedad privada general. En el comunismo todo lo que no puede ser poseído por todos como propiedad privada debe ser eliminado. El destino del obrero ahora se ha extendido a todos los hombres. Se da una oposición entre propiedad privada y la propiedad privada general, pasado de la propiedad exclusiva de unos pocos a la propiedad de todos, es la expresión de la propiedad privada, al negar al hombre. En este comunismo grosero la propiedad privada se torna en contra de la propiedad privada del más rico, para nivelar las cosas. Este comunismo es solo la culminación de la codicia. No solo no se supera la propiedad privada, ni siquiera se llega a ella. La comunidad es una comunidad de trabajo y de igualdad respecto al salario que paga el capitalista general, la comunidad. El comunismo es la vuelta a sí del hombre, la superación del extrañamiento del sí del hombre, pero aún no comprende su esencia.

El comunismo como superación positiva de la propiedad privada en cuanto extrañamiento del hombre, es el retorno del hombre como ser social, como humano. Este tipo de comunismo es la verdadera solución del conflicto entre hombre y naturaleza, entre enajenación y autoafirmación. Es la sociedad misma la que produce al hombre en cuanto hombre, y también esta es producida por él. La esencia humana solo existe en el hombre social, donde la sociedad es la unidad esencial del hombre con la naturaleza.

La propiedad privada es la expresión de que el hombre se hace objetivo para sí, y a la vez, se convierte en un objeto extraño e inhumano. La apropiación de la realidad humana es su afirmación. La superación de la propiedad privada es la emancipación de todos los sentidos y cualidades humanas.
Las ciencias naturales y la filosofía se mantienen ajenas, incluso la historiografía no toma demasiado en cuenta a las ciencias más que para ciertos temas, pero las ciencias han contribuido a la deshumanización del ser humano. La sensibilidad debería ser la base de la ciencia, porque solo a partir de ella es la verdadera ciencia, y en un futuro la ciencia del hombre y la ciencia natural serán una sola.

07.10 Marx. Base económica de la enajenación

Bitácora de la sesión del 7 de octubre de 2011
Por Mauricio Kevin Aguilera

Comenzamos la clase exponiendo al profesor las dudas que tuvimos respecto a la lectura de los Manuscritos de Economía y Filosofía.

Las preguntas fueron:

¿Qué es la industria liberadora? La agricultura como industria. Hay dos formas de explotación de la tierra, la “natural” o no ilustrada, donde todavía no hay una explotación “capitalista”, por ejemplo en el Medioevo, donde al señor feudal dueño de la tierra no le interesa producir más de lo necesario y vive de sus rentas; y la Industrial o ilustrada, donde lo que se busca es la acumulación de dinero. 

¿Qué es el precio natural? Es el valor de la cosa, que se reduce a las necesidades que satisface.

Después de responder a las preguntas, el profesor comenzó a desarrollar los temas del día. En primer lugar fue la “enajenación del hombre sobre sí mismo”. El trabajador está enajenado del producto de su trabajo, porque no le pertenece, sino a aquel que lo compró (o, mejor dicho, adquirió su fuerza de trabajo), y en esa medida le resulta extraño al trabajador. También está enajenado respecto del acto de trabajar: el tiempo que le dedica al trabajo es tiempo desperdiciado, se le va la vida en esa actividad extraña para él.

Para lograr  la universalidad, modifica el hombre su mundo; el transformarlo para utilizarlo tiene como finalidad reconocerse en ese mundo como producto de él. Esto nos llevó a otra pregunta: ¿cómo habitamos humanamente el mundo? Lo que humaniza al propio ser humano es el hecho de que transforma las propias condiciones de su entorno a voluntad propia con la finalidad de satisfacer sus necesidades. El acto del trabajo nos hace humanos, pero al vender el acto que lo hace humano, el trabajador queda extrañado sobre dicho acto. Llegamos entonces a una contradicción, pues este acto supuestamente humanizado, no es un acto propio sino de alguien más. Ahora los rasgos que nos acercan a lo animal (comer, procrear, etc.) son donde nos sentimos humanos y los rasgos en principio propios del ser humanos nos hacen sentir como animales. Todo se ha invertido y esto nos lleva a negar nuestro rasgo humano. No es que el ser humano no sea humano, más bien es in-humano.

La enajenación es un producto humano que causa en el ser humano una carencia de humanidad, por el acto que lo hacía humano, transformar el mundo. En otras palabras lo que nos hacía propiamente humanos ahora nos in-humaniza, es una enajenación del hombre respecto de sí mismo. Niega lo que lo hace humano y la raíz de toda esta in-humanización es el modo de producción, la explotación de muchos por parte de pocos.

La base económica

El modo de producción es una contradicción entre el obrero y el capitalista, ambos buscan no depender el uno del otro. En esta relación es el capitalista quien lleva la mejor parte pues cuando el obrero renuncia a fin de cuentas regresa a la fuente de trabajo.

Hay dos escenarios en los que se desarrolla esta relación contradictoria entre el obrero y el capitalista:

1) Escenario de progreso

Donde se demandan más productos, por ende hay más producción y esto requiere una mayor división del trabajo para que el proceso sea más eficaz; sin embargo, con una mayor división del trabajo el obrero dependerá en mayor medida de su fuente de trabajo porque, al especializarse, ya no es tan fácil ser contratado en cualquier tipo de trabajo, sino en uno específico.

Más producción significa más trabajo y en teoría más dinero para el obrero. Esto lo esclaviza todavía más debido a que, al querer conseguir una mayor remuneración, invierte más energía y tiempo, lo que genera más desgaste en el caso de que ese trabajo sea realizado por una misma persona, y en el caso donde es realizado por diferentes personas, existe una mayor competencia; hay por tanto una menor remuneración para cada uno.

2) Peor escenario

Cuando la demanda de productos disminuye, lo hace también la producción y las fuentes de trabajo, ocasionando que las condiciones de empleo empeoren y la competencia aumente todavía más de tal modo que el obrero termina aceptando cualquier condición que le impongan con tal de acceder a un puesto de trabajo o conservarlo. El capitalista contrata al que se venda más barato.

05.10 Marx. Trabajo enajenado

Bitácora de la sesión del 5 de octubre de 2011
Por Marisol Jiménez

Los puntos a tratar en esta sesión fueron los siguientes:

1.- ¿Cómo entender  el trabajo enajenado?
2.- ¿Qué significa el trabajo como algo extraño?
3.-El trabajo enajenado como impedimento para la realización del ser humano
* Objetivación del trabajo
* Trabajador como siervo

El trabajo, en un primer momento, podemos entenderlo como la acción sobre la naturaleza para producir satisfactores de la necesidad por el hombre.

Históricamente, el hombre ha organizado el trabajo a través de la división del trabajo, lo que resulta en un producto/ mercancía, donde se lleva a cabo la objetivación del trabajo de alguien (un hombre). Esta objetivación del trabajo genera la enajenación, al dividirla primeramente en trabajo físico e intelectual, campo/ciudad, hombre/mujer.

Al producir una mercancía que satisface una necesidad, el trabajador no satisface la necesidad para sí, sino satisface la necesidad de otra persona y esto lo lleva a que tome distancia de lo que él mismo ha producido. En algún momento histórico existía una relación entre quien produce y quien va a consumir el objeto, pero esta división se ha complejizado y ha hecho la brecha aún más grande hasta que el trabajador ya no tienen contacto sobre el producto.

Al no poseer los medios de producción, el trabajador sólo cuenta con su fuerza de trabajo, es decir, sólo cuenta consigo mismo para obtener un salario y los medios de producción le pertenecen a otra persona, por lo que se vende a sí mismo, ya que depende de ella y no de su creatividad, ni de su voluntad e inteligencia para vivir generando una mayor enajenación al no poder decidir sobre su propia existencia.
El trabajo, que es la forma propiamente humana de habitar el mundo, se vuelve un poder en contra del mismo obrero, y el trabajador le va dando mayor fuerza a algo extraño que no sólo es el producto, sino a su trabajo mismo y al poder del capitalista sobre él.

Ya que el trabajo que se realiza está en función de otro, el trabajo no es el que define al que lo produce (obrero) y al mismo tiempo no es suyo: el producto se encuentra por encima del mismo trabajador, quien es parte constitutiva del objeto producto y no al revés, ya que incluso es llamado “mano de obra”.

Existen varias formas de enajenación:

  • Por una parte está la del producto, que es la relación entre el obrero y el objeto, en donde este último es un poder sobre el trabajador y al mismo tiempo es algo ajeno a él; es un esfuerzo que él no va a ver nunca reflejado en sí mismo.
  • Por otra parte está el acto vivo de la enajenación que es el momento de la producción. Cuando el obrero produce, se vende así mismo y vende su vida, su tiempo, su trabajo, su ser genérico, su capacidad intelectual por un salario.

El trabajo enajenado es in-humano, no es que deje de ser humano sino que constituye la negación de la humanidad e impide su realización. El hombre como parte de la naturaleza necesita des-enajenarse de la primera forma de enajenación que esta misma produce, es decir, llegar a dominarla para crear a través del trabajo. El hombre como ser genérico se preocupa por su universalidad —que es la humanidad misma— o sea todos los hombres están representando a la humanidad y por tanto cada uno de ellos deberá alcanzar la libertad, la belleza y el desarrollo intelectual: el trabajo —como forma de reconocerse en el mundo y volver el mundo un lugar humano— sin estar uno por encima del otro, como sucede en el trabajo enajenado.

05.10 Marx. Trabajo enajenado

Bitácora de la sesión del 5 de octubre de 2011
Por Eunice Zenteno

La clase del día 5 de octubre inició, como es costumbre, con las preguntas respecto del texto, algunas de las cuales fueron referentes al concepto de “vida genérica”. Al respecto, el profesor dijo que lo analizaríamos más a fondo en clases futuras. Luego preguntaron por qué cuanto más se produce, menos se tiene. Lo que se explicó brevemente de la siguiente manera: el trabajador vende su fuerza de trabajo a alguien más, pero además extrae de su entorno para entregarlo convertido en un producto. Mientras más produzca menos tiene porque se lo entrega a otra persona a cambio de un salario. Después se hizo una diferenciación entre la teología y la ciencia de la religión; la primera se encarga de estudiar las características de la divinidad con relación al hombre, la segunda, estudia las manifestaciones históricas de la religión.

El profesor dio inicio a la clase también con algunas preguntas, ¿Es la enajenación una característica de las sociedades? Para Marx sí, pues esto viene con la división del trabajo, que está presente en las sociedades que han existido y esto solo puede superarse a través del comunismo. Por otra parte, ¿existen grados de enajenación?

Los puntos a desarrollar fueron los siguientes:

1.- ¿Cómo entender “trabajo enajenado”?
2.- ¿Qué significaría en específico el trabajo como algo extraño?
3.- El “trabajo enajenado” como un impedimento para la realización del ser humano.

1.- Primero sería necesario establecer qué entendemos por trabajo. El trabajo es el actuar del hombre por medio de la naturaleza y sobre ella con el fin de producir para satisfacer una necesidad. La finalidad del trabajo es producir satisfactores de necesidades, es decir, productos. De esta manera, lo que nosotros consumimos son objetivaciones del trabajo de otras personas. Hay así una primera enajenación, pues los trabajadores ya no satisfacen sus propias necesidades, sino las de otras personas. A partir de esto Marx establece otro fundamento del “ser social” de Aristóteles, pues el hombre se vuelve dependiente de los demás porque otros son quienes se encargan de producir lo que él necesita. Mientras las divisiones del trabajo se hacen cada vez más y de mayor especialización, el trabajador necesita tomar cierta distancia sobre lo que produce, dado que él mismo no es quien va a consumir el producto. Ello se va agravado con la producción industrial, en la medida en que quien trabaja pierde el vínculo directo con el acto de producir. Algunos tienen los medios de producción y otros no, es decir, se crea otra enajenación cuando el trabajo se vuelve extraño al trabajador.

En la búsqueda de humanizar al hombre por medio del trabajo sucede justamente lo contrario y, de esta forma, enajenamos al mundo respecto de nosotros mismos. El hombre vive con su salario y no con su producto. Al enajenarse de sí mismo, se crea una enajenación del hombre por el hombre.

2.- Al vender el acto de trabajar y  dado que esto nos distinguía como humanos, vendimos nuestra humanidad. Un animal «no es humano», pero ello no lo vuelve «in-humano», sólo el ser humano puede ser in-humano. Tal es la consecuencia de la enajenación del trabajo.

3.- El hombre es parte de la naturaleza porque necesita de ella para la satisfacción de sus necesidades. Luego, la relación que tiene el humano con la naturaleza no es la mismo que tiene un animal. El hombre, cuando se relaciona con la naturaleza y la transforma, se preocupa de la universalidad y no sólo de su individualidad, pero el animal se preocupa únicamente de su individualidad.

De la universalidad se deriva el fin del trabajo, que es crear nuestro propio mundo, humanizarlo, porque la naturaleza nos es extraña, buscamos reconocernos en el mundo. Al mismo tiempo alcanzamos la libertad, no estamos sometidos a la naturaleza aunque producimos a través de ella, y alcanzamos también la belleza.

30.09 Marx y Engels. Desnaturalizar la opresión

Bitácora de la sesión del 30 de septiembre de 2011
Por Paola Yoselín Vázquez

La sesión de dividió en los siguientes puntos:

División del trabajo

La  diferencia ente el hombre y los animales es  la creación de sus modos de producción esto es, en principio, la construcción de sus propias herramientas. que le permite el desempeñarse en otras funciones y equivale a una división del trabajo. ¿Cómo?  Ya no solo existe el trabajo físico sino el intelectual que le permite poder organizar a la masa.

Formación ideológica

La división del trabajo genera una desigualdad, ya que no es lo mismo el trabajo físico y el intelectual, no se necesita cambiar solamente las ideas, hay que cambiar las condiciones materiales para que se elimine esta desigualdad. Mediante una ideología la clase dominante tendrá poder sobre la clase proletaria un ejemplo de ello es la religión. Por ello afirman Marx y Engels que “las ideas dominantes de una época son las de la clase dominante”.

Formación de la conciencia

¿Cómo una clase impone sus intereses sobre otra? A través de la ilusión de que sus intereses son los mismos, las clases luchan y se enfrentan a  condiciones semejantes (un interés colectivo), pero lo que se establece realmente son los intereses de una clase. Este ilusorio comportamiento se llama enajenación: la distancia entre el interés defendido (que es en realidad el de la clase dominante) y mi verdadero interés. De manera que no existe la historia de la religión, ni del arte, sólo la historia de cómo se ha organizado el hombre para producir lo que produce, es decir sus modos de producción.

Desnaturalizar la opresión

En este punto queda la incógnita de si, para modificar la alienación a la que estamos sometidos, basta se necesita la transformación de orden externo o material.

30.09 Marx y Engels. Desnaturalizar la opresión

Bitácora de la sesión del 30 de septiembre de 2011
Por Juana Atzin Morales

En la sesión del día viernes 30 de septiembre comenzamos con dudas acerca del texto previamente leído. A continuación se citaron 4 puntos para desarrollar:
  • Significado de la división del trabajo
  • Como se forma la ideología
  • Formación de la conciencia
  • Desnaturalización de la opresión
Iniciamos citando las diferencias entre el hombre y el animal, que podemos entender en dos sentidos: de forma idealista (logos) y de forma materialista (el hombre produce su entorno).
De aquí surge la pregunta de ¿Cómo sobrevive el animal? Requiere la satisfacción de sus necesidades al igual que el hombre.

Ahora bien el salto entre ser animal y ser hombre está, según Marx y Engels, en la creación de herramientas. Por esta creación, el hombre se separa de su animalidad ya que con esto facilita su trabajo. A su vez estos hombre se agrupan para organizarse de tal forma que los más fuertes salen a cazar y los más débiles y los jóvenes se quedan a recolectar comida. Aquí es donde nace la división del trabajo para satisfacer sus necesidades (comer, protegerse, vestirse etc.).

La división del trabajo no es respecto al “¿qué producir?” sino al "¿cómo producir?". Aquí está el germen de los problemas de la humanidad, porque tenemos la necesidad de una división del trabajo.

El problema radica en cómo se está distribuyendo el trabajo en las sociedades. Ello implica la creación en las sociedades industriales de una clase desprotegida. Lo que esto genera es una desigualdad ya que unos tienen privilegios y otros no.

La pregunta que aquí brota es si esto es natural. La contestación sería NO: no es natural más bien es histórico, es cambiable, puede ser de otra manera. Pero, ¿por qué querríamos que fuera de otra manera? Porque genera desigualdades, serán muchos los que se maten trabajando y pocos los que mueven a las masas de explotados.

A partir de estos supuestos, planteamos varias interrogantes:
1. ¿Cómo se mantienen en el poder aquellos que mueven a las masas? Pues naturalizando relaciones, es decir justificándolas mediante la ideología de las ideas de la clase dominante.
2. ¿Cómo consiguen que la clase desposeída no se revele?  Mostrándoles la ilusión de que todos somos distintos.

Para culminar la sesión hay algo muy importante de saber, esto es, que no existe la historia de la religión, del arte, ni de la política, porque estas historias no son historias en sí mismas, sino que dependen de las ideas de la clase dominante.

El motor de la historia está en la lucha de las clases sociales. La única historia real y posible es la de cómo se ha organizado el hombre para producir lo que produce.  Los sistemas políticos y sociales cambiaráan cuando el hombre cambie sus formas de producción.

Resumen: Marx y Engels. Ideología alemana, Intr. B

Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana, Introducción, Apartado B
Resumen de Fátima Lomelí

LA BASE REAL DE LA IDEOLOGÍA. EL INTERCAMBIO Y FUERZA PRODUCTIVA

La diferencia más importante entre el trabajo físico y espiritual  es la separación de la ciudad y el campo. A lo largo de la historia se han presentado grandes contradicciones que han dado paso a la evolución de los modos de producción.

El surgimiento de las ciudades trae consigo la necesidad de una política en general. La contradicción dada entre campo-ciudad ha dado lugar a dos clases basadas en la división del trabajo y los medios de producción. En las ciudades se concentran población, medios de producción y capital.

De la contradicción campo y ciudad ha nacido una forma de organización basada en la propiedad privada. La subsistencia de esta necesita es el poder del hombre sobre el hombre. Por otra parte, trae consigo el desarrollo del capital independiente.

Durante la Edad Media, los siervos huían de los señores feudales en busca de su propia liberación. La competencia de los siervos fugitivos en las grandes ciudades, la necesidad de disponer de lugares para comerciar sus productos, los intereses de unos sobre otros y el salvaguardar el oficio aprendido con mucho esfuerzo trajeron consigo el nacimiento de los gremios.

Por otra parte, dentro de las mismas ciudades, los siervos se han encontrado con organizaciones con mayor poder. Estos se encontraban en total desventaja ante ellos y tenían que aceptar el trabajo asignado y el interés de los competidores urbanos ya agremiados. Estos individuos jamás llegarían a ser una potencia, debido a que eran absorbidos por los maestros dirigentes de los gremios. En las ciudades nació la necesidad de defender la propiedad privada y el desarrollo de los medios de producción.

Dentro del campo se movilizaron grandes insurreciones que fueron fallidas debido a la dispersión y total desorganización.

La división de trabajo que se daba en los gremios no podía desarrollarse ampliamente debido al limitado intercambio y a la poca relación con las ciudades vecinas. El capital de estas ciudades era natural, formado por la vivienda, las herramientas con las que trabajaban su oficio y por el poco comercio.

El siguiente paso que se dio en la división del trabajo contrajo un gran avance, esto fue la separación de la producción del cambio. Nació una clase especial que se dedicó al comercio. Se pretendía que las relaciones comerciales fueran más allá de lo inmediato; para esto era necesaria la existencia de los medios de comunicación, que hubiese un Estado que procurara seguridad y un grado un tanto más desarrollado en el ámbito de la política. Poco a poco, y tratando de oponerse a la nobleza, va surgiendo la clase burguesa.

Los vecinos de las grandes ciudades habían creado paulatinamente sus propias condiciones de vida hasta convertise en condiciones de clase. La burguesía se va desarrollando también dentro de sus mismas circunstancias, dando nuevas divisiones de trabajo, y fue absorbiendo poco a poco a las sociedades desposeídas o poseedoras dando así el surgimiento de una nueva clase, el proletariado. Todos estos grupos pasaron a ser parte del capital. El que las fuerzas productivas de una localidad se desarrollen o no, dependerá del intercambio.

El siguiente paso en el desarrollo es el nacimiento de la manufactura. Esto presupone ya una concentración del campo en la ciudad y del capital. Permite el desarrollo, aunque rudimentario, de las máquinas. El primer trabajo beneficiado con este avance fue el textil. Aquí se desligaron de la vieja relación social de producción que se tenía con los gremios. Ahora el nuevo vínculo entre el trabajador y el capitalista será a través del sueldo. La industria manufacturera tuvo mayor auge comercial debido al descubrimiento de América y con las nuevas rutas marítimas. Permitió la acumulación de mayor capital, creando así a la gran burguesía.

Debido a la lucha entre las grandes ciudades, nació la necesidad de la creación de los aranceles, las leyes de navegación, prohibiciones y tratados, con la finalidad de mantener su supremacía en el comercio y la manufactura. Estas últimas estaban respaldadas por los monopolios coloniales.

Cuando la burguesía se vió establecida ya como clase, surgió el comercio de dinero, aparecieron los bancos, la deuda pública, el papel moneda. Aunado a esto, la centralización del capital, del poder, la necesidad de la expansión del mercado, la propagación del comercio marítimo, la concentración de la manufactura, la necesidad de satisfacer una mayor producción y por tanto los intereses capitalistas, surgió un movimiento que transformó a la sociedad por completo y trajo consigo una nueva división de trabajo: la “revolución industrial”. El proletariado industrial, se colocó a la cabeza de esta clase arrastrando consigo al sector del campo.

LA RELACIÓN ENTRE EL ESTADO, EL DERECHO Y LA PROPIEDAD

La primera forma de propiedad fue, tanto en la Antigüedad, como en la Edad Media, la propiedad tribual. Estaba en manos del Estado y el derecho del individuo a disfrutarla como posesión es la simple posesión de la tierra. La verdadera propiedad privada empieza con la propiedad mobiliaria (la esclavitud y la comunidad).

La propiedad tribal se desarrolló pasando por la propiedad feudal de las tierras, la propiedad mobiliaria de la ciudad, el capital manufacturero y llegó a lo que hoy es el capital moderno condicionado por la industria y la competencia. La propiedad comunal se convirtió en privada y el Estado no tiene influencia sobre el desarrollo de la misma. Está regida por el comercio.
El Estado moderno depende del crédito comercial que le concede la burguesía. La burguesía en cuanto  clase se organiza y expande a nivel nacional.

Debido al desarrollo industrial y comercial se generan nuevas formas de intercambio y con ello el derecho se ha visto en la obligación de crear nuevas formas de adquirir la propiedad.
En el caso de la propiedad de la tierra, por ejemplo, no sólo basta con tener la posibilidad de poseerla, es necesario el capital para ponerla a producir.

INSTRUMENTOS DE PRODUCCIÓN Y FORMAS DE PROPIEDAD NATURALES Y CIVILIZADOS

El Estado solo existe en función de la propiedad privada. El Estado es el instrumento por el cual la clase dominante impone  sus intereses. Todas las instituciones tienen como mediador al Estado y adquieren con ello un carácter político. De ahí el supuesto de que la ley se base en la voluntad. El derecho se reduce a ley. El derecho privado se desarrolla conjuntamente con la propiedad privada que tiene como resultado la ruptura de la comunidad natural, es decir, cuando el individuo es objetivizado y puesto en una determinado relación social. La propiedad privada está basada en la voluntad del la clase dominante y así obtiene el derecho a disponer de las cosas.

Los instrumentos de producción naturales y civilizados tienen las siguientes diferencias: mientras la producción natural toma a la tierra como instrumento de producción, contempla al hombre en grupo ligados por cualquier vínculo (familia, tribu, tierra), que el intercambio se da entre productos de unos por otros, no hay división como tal del trabajo.

La gran industria han unificado todo el entorno en dos formas muy simples: la propiedad privada y el trabajo. De esta forma los individuos quedan totalmente absorbidos por la división de las actividades. La única relación que los individuos tienen con las fuerzas productivas es mediante el trabajo. Han perdido su capacidad de actividad propia.
Esta condición ha llegado demasiado lejos, por consiguiente los individuos deben apropiarse de las fuerzas de producción para poder ejercer su actividad propia. Con esto se terminaría la propiedad privada.

Los filósofos han visto como ideal el concepto de “hombre” como individuos que no se ven absorbidos por la división del trabajo. Esto se concibe como todo un proceso de desarrollo histórico, del cual el hombre es el motor de la Historia. Esto proceso se ve como autoenajenación y la inversión del mismo permite que las Historia se vea como un proceso de desarrollo en la conciencia.

De todo este planteamiento, se resume lo siguiente:
  • El desarrollo de las fuerzas productivas y medios de intercambio, bajo las relaciones existentes, sólo pueden ser causas de opresión.
  • Las condiciones bajo las que pueden desarrollarse determinadas fuerzas de producción, es a través de la dominación.
  • Todas las revoluciones anteriores  no dejaron de lado las viejas relaciones sociales de producción, es decir, prácticamente sólo cambiaron de nombre. Ahora es necesaria una revolución radical (revolución comunista), en la que se dirija contra el modo anterior, elimine la división del trabajo y las clases sociales.
  • Para llegar a la superación de las clases sociales y para tener una conciencia comunista es necesaria la transformación de los hombres, es decir, sólo a través de la praxis, es decir, de la revolución.

30.09 Marx y Engels. Desnaturalizar la opresión

Bitácora de la sesión del 30 de septiembre de 2011
Por Fátima Lomelí

La clase del día viernes 30 de septiembre, como es costumbre, comenzó con los cuestionamientos que teníamos acerca de la lectura designada para esta sesión. Se dio paso al planteamiento del profesor, cuyos puntos fueron 4:
  • Puntualizar diversas notas sobre la división del trabajo
  • La formación de la ideología
  • La formación de la conciencia
  • La desnaturalización de la opresión
Se retomó la diferenciación entre el hombre y los animales. El ser humano puede crear sus propios medios de producción, es decir, sus propias herramientas con las que facilita el trabajo. Con estas creaciones y  el hombre organizado en grupos, nace la división del trabajo.
La división del trabajo no es algo dado por la naturaleza, es completamente humano. El hombre es el que toma la decisión de cómo organizarse para realizar las actividades necesarias para su subsistencia.

Dentro de la división del trabajo, encontramos una contradicción inmediata: lo físico y lo intelectual. Esta diferenciación de actividades trae consigo notables desigualdades. Podemos hacerlo más explícito si hablamos de la separación campo–ciudad.

La creación de las grandes instituciones dentro de una sociedad, no son más que el medio de justificación para los que poseen el poder; esto conlleva la naturalización de las relaciones sociales, es decir, que las condiciones bajo las que se encuentran deben ser así y es la forma más adecuada. Se dio el ejemplo de la monarquía. Si este modo de producción existió fue de debido a que era la forma de organización viable para ese momento histórico.

Se citó una frase de Marx y Engels: “Las ideas dominantes en cualquier época no han sido nunca más que las ideas de la clase dominante”. Aquí tenemos la clave de la formación de la ideología dentro de los movimientos sociales. Los intereses de clase, aunados a la exaltación de la “libertad”, han sido los factores de mayor importancia bajo los que se han cambiado los modos de producción. De este planteamiento surgió una interrogante: ¿Cómo sobreponer mis intereses  a los de la clase dominante y al sector que no posee nada? El medio para la resolución de este cuestionamiento es la generalización de los intereses, es decir, todos tenemos el mismo fin. Se tomó como ejemplo la burguesía de la revolución francesa.

Dicho planteamiento nos llevó a uno de los puntos centrales de nuestro curso, la enajenación. Cuyo concepto fue: la distancia que existe entre el interés que defiendo, que no es mío y mi propio interés.

Por otra parte abordamos la cuestión de la creación de la conciencia. El reflejo de la sociedad está dado por lo intelectual, es decir, por la clase dominante. La ideología, y por tanto la conciencia, están dictados por los que poseen el poder.

Se exaltó el punto central del materialismo histórico, esto es, que el motor a lo largo de toda la historia no ha sido otro que la lucha de clases y la renovación de los modos de producción.
 
[Aquí me he permitido agregar una cita del apartado A de la lectura: “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida es la que determina la conciencia”.  Sólo se puede ser consciente cuando haya una verdadera reflexión acerca de la situación bajo la que se vive, por lo que debemos tener claridad de pensamiento y así salir del estado de enajenación para poder revolucionar las condiciones bajo las que nos encontramos. Nota de Fátima Lomelí]
Llegamos a la conclusión de que, para llegar a la revolución, es indiscutible el cambio en el modo de producción, pero no por el camino que  plantea Hegel, sino por la superación de las clases sociales.

Para ello, debemos llegar a desnaturalizar la opresión, es decir, darnos cuenta que no ha sido siempre así y que puede por ende ser cambiado. Para Marx y Engels, no basta el hecho de tener conciencia de esto, sino a partir de ello llegar a la praxis. Por último, y sin llegar a una respuesta, se planteó la siguiente pregunta: ¿Para superar la enajenación basta con cambiar el orden externo?

Resumen: Marx y Engels, Ideología alemana, Intr. A

Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana, Introducción, apartado A
Resumen de Valeria Molina

El sistema hegeliano se descompone y no hay crítica digna contra él, comienzan diciendo Marx y Engels sobre la filosofía alemana de la época (1842-45). Son la sumisión intelectual ante Hegel y la consecuente inmovilidad ideológica las culpables de su “putrefacción”. No es el mundo de las ideas sino el de los hechos, el de las acciones, el mundo material, el eje conductor de la historia, el factor explicativo absoluto de la existencia de los individuos. Intentarán los autores demostrar cómo la crítica y el cuestionamiento son herramientas insuficientes para la transformación de las situaciones, pues la acción es la única alternativa.

La primera premisa de toda historia humana es, además de la vida misma, la diferencia fundamental entre los hombres y los animales: la producción de los propios medios de vida. Los individuos son en tanto sus condiciones materiales de producción. La satisfacción de esta primera necesidad lleva a la creación de otras más complejas y, por ende, la producción necesita de relaciones humanas para su completo desarrollo; de la multiplicación de la población y del intercambio entre los individuos. Los seres humanos, inevitablemente, contraen entre sí relaciones sociales y políticas determinadas, creando así terreno propicio para el surgimiento de la conciencia.

La conciencia, explican Marx y Engels, es un producto social porquesólo se puede desarrollar una vez que la práctica existente ha sido realizada, esto es, tras actuar sobre lo real, lo indispensable para la subsistencia; es a través de la obtención de lo material que la conciencia se puede emancipar y darse a la creación de teoría. Dicho desarrollo se manifiesta de manera más palpable mediante la división del trabajo, la fragmentación de tareas –en particular, entre el trabajo físico e intelectual–. Esta separación de actividades espirituales y materiales lleva a la distribución desigual del trabajo y sus productos, de la propiedad; la producción y el consumo es asignado a distintos individuos creando así contradicciones al interior de la comunidad. Una de éstas es la oposición que se da entre el interés común y el privado; lo que en realidad sucede, como demuestran Marx y Engels, es la creación de una mutua dependencia entre todos los individuos participantes de la división del trabajo; lo que se dice que sucede, por otra parte, es la creación de una forma independiente, separada de los reales intereses particulares y colectivos, llamada Estado. Pero el Estado, aseguran los autores, en una forma ilusoria bajo la cual se ventilan las luchas reales entre las clases sociales.

El resultado de la fuerza de producción multiplicada aparece para los individuos como un poder ajeno a ellos, algo sobre lo que tienen poco o nulo control, se enajenan; la cooperación, al no ser voluntaria y aparecer como natural –impuesta–, se sitúa al margen de la población. Proponen Marx y Engels el comunismo como una manera de hacer a los hombres dueños de la producción y su intercambio; el comunismo es un movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. La regulación comunista representa la abolición de la actitud en la que los hombres actúan ante sus propios productos como algo extraño, pero sobre todo, representa el cómo, es decir, mediante el derrocamiento del medio social existente, la revolución. La verdadera riqueza espiritual del individuo depende totalmente de la riqueza de sus relaciones reales, no ideales. Los individuos sólo se pueden liberar de forma total al colocarse en contacto práctico con la producción. La revolución comunista permite el control y la dominación consciente de todos los hombres, pues se trata de una cooperación histórico-universal sobre estos poderes.

No se trata de explicar la práctica partiendo de la idea, sino de explicar las formaciones ideológicas sobre la base de la práctica material. Y he aquí la crítica al sistema hegeliano: no todas las formas y productos de la conciencia brotan por obra de la crítica espiritual. La fuerza propulsora de la historia, la religión y la filosofía –toda teoría– no es la crítica, sino la revolución. La concepción de la historia en torno a una serie temporal de pensamientos, de ideas, de asumir que estos absurdos tienen un sentido propio, no sólo es errónea, sino que también es profundamente nacionalista. La historia, explican los autores, es la sucesión de las diferentes generaciones en las que se explotan los materiales, capitales y fuerzas productivas transmitidas por las que han precedido, se trata de explicar las frases teóricas en función de las relaciones reales existentes; no, en cambio, del discurso filosófico sobre la ideología y situación contextual alemanas. La historia queda así reducida a la dominación temporal de las ideas de una élite; las ideas entendidas como la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes; la clase que ejerce el dominio del poder material es, a su vez, quien impone el dominio espiritual, las ideas. 

28.09 Marx y Engels. En el principio era el trabajo

Bitácora de la sesión del 28 de septiembre de 2011
Por Valeria Molina

Friedrich Engels (1820-1895)
La sesión comenzó con una serie de preguntas acerca de lo que Marx y Engels consideran una descomposición del sistema hegeliano y el “proceso de putrefacción del Espíritu Absoluto”. Recordando a Hegel, únicamente se alcanza el despliegue absoluto del espíritu cuando se obtiene completo conocimiento histórico de sí mismo, esto es, conciencia de sí mismo y de la formación que condujo hasta ese conocimiento. Marx y Engels, por su parte, proponen una reinterpretación del mundo después de la religión; la crítica propone entroncar la filosofía alemana con la realidad alemana, es decir, con el mundo material. No basta criticar una idea para que la realidad se transforme; no es suficiente cuestionar las situaciones, ni ser consciente de ellas.

El texto de La ideología alemana parte de la premisa de que sólo el hombre es capaz de producir su entorno, pues la producción de sus medios de vida lo distingue de los animales. ¿Qué es lo que el hombre produce y cómo lo logra? El hombre origina los instrumentos necesarios para satisfacer sus necesidades, cuanto más complejas sean estas exigencias, más lo serán los medios para alcanzarlas. El cómo de la producción se representa, al multiplicarse la población, por la división del trabajo y el intercambio de los productos. Esta separación se traduce en contradicciones a nivel social, como la supremacía del trabajo intelectual, vinculado a la ciudad, sobre el físico, ligado al campo.

Las distintas etapas del desarrollo de la división del trabajo determinan, en lo material –que influye también sobre lo espiritual– las relaciones de los individuos entre sí. La organización social y el Estado brotan del desarrollo de las actividades de los individuos, condicionadas todas bajo determinados límites y premisas materiales, independientes de su voluntad. Las representaciones de la conciencia, los pensamientos y la producción de ideas son resultado del progreso y del orden impuesto por las fuerzas productivas y su intercambio. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia, esto es, la conciencia no es más que el proceso de vida real de los hombres, es decir, de sus condiciones materiales.

El hombre, al producir sus medios, produjo también sus representaciones sociales. Existe, por tanto, una especie de comportamiento circular entre la conciencia social de los hombres, es decir, la estructura donde se lleva a cabo el intercambio; y la conciencia natural, el medio de donde el hombre obtiene esas herramientas con las que produce su vida material. Tal medio, a su vez, se ve en constante transformación por culpa del ser humano, el cual actúa sobre aquel; y a partir del resultado material del proceso de producción crea teorías y filosofías, tendencias ideológicas –todas, producto de las relaciones materiales dominantes dentro de dicha sociedad.