02.09 Marcuse. Libertad y razón

Bitácora de la sesión del viernes 2 de septiembre del 2011
Por Valeria Molina

Remontándonos a los principios del positivismo, cuyo pilar ideológico se encuentra en el conocimiento científico y en el método y análisis de los hechos verificados empíricamente, recordamos que para Hegel los hechos no existen, entendiendo por hecho una cosa dada, una situación en la que el cambio no es posible. La existencia de los hechos está en función de sus potencialidades a desarrollar, nos dice Hegel, e introduce la diferencia fundamental entre ser para sí y ser en sí. En clase, aclaramos que el ser en sí es el conjunto de las potencialidades máximas que un ser puede alcanzar, todo lo que se puede desarrollar y es innato, llegar a ser lo que siempre fui; en cambio, el ser para sí consiste en la obtención de dichas potencialidades, en el logro de su completo desarrollo. Ejemplificamos con un niño pequeño, nos cuestionamos si un niño es realmente racional: el niño no es racional para sí mismo porque es demasiado pequeño para ser consciente de sus potencialidades, sin embargo, con el tiempo, el niño es perfectamente capaz de desarrollar la razón.

En cuanto a la discusión sobre la libertad, Hegel marca una diferencia entre ser libre y tener libre arbitrio; tener libre arbitrio es, hasta cierto punto, hacer lo que queramos, aquello que nos da placer, que disfrutamos. Sin embargo, de esta manera, nos vemos sometidos a los instintos, dejamos de lado lo que nos distingue de los demás animales: la razón. Lo que nos hace realmente libres es el uso de la razón, conocer nuestras determinaciones, tener conciencia del poder del pensamiento.

G.W.F. Hegel (1770-1831)
La autodeterminación consiste en razonar, en la autoconciencia de la razón. ¿Cómo es que pasamos de la conciencia a la autoconciencia? El primer conocimiento que tenemos, explica Hegel, es el de los sentidos, la experiencia de las cosas que nos rodean. Estoy aquí y ahora sólo cuando distingo que no estoy en ningún otro lado en ningún otro momento; lo que ES, es sólo por oposición a lo que NO ES. El segundo paso, comentamos, es la percepción de lo universal, conocer lo que son las cosas. Tomamos el mismo ejemplo utilizado por Hegel: la mesa, todo aquello que la mesa no es, es la verdadera esencia de la mesa, incluso sus cualidades son negación de la mesa. La mesa es de madera café, únicamente al no ser ni de metal, ni de plástico, ni negra, ni blanca, etc. Este percibir lo que es a partir de lo que no es, es lo que Hegel llama el movimiento dialéctico. La unidad permite la confluencia de todos los NO atributos. El concepto de la mesa se hizo a través del sujeto que lo delimitó, lo que la mesa es no está sólo en ella misma, sino en mí o en el sujeto que la percibe. Hegel agrega que cuando se busca la esencia de algo, de lo que uno se da cuenta al final del recorrido es que la propia conciencia fue el eje director de todo el camino. Somos y tenemos conciencia de ser conciencia, existe una verdad superior al aquí y al ahora y es que YO soy quien construye ese aquí y ese ahora donde me encuentro.

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