Resumen: Marcuse sobre la Fenomenología

H. Marcuse, Razón y Revolución. Cap. 4 «La Fenomenología del Espirítu»
Resumen de Anaid Mora

Hegel publica la Fenomenología del Espíritu en 1806. En su obra, está presente el sentimiento de un nuevo comienzo en la historia de la humanidad. También da en ella su primer juicio filosófico sobre la historia y sus conclusiones sobre la Revolución Francesa, diciendo que esta no era sino el establecimiento de un nuevo despotismo. Hegel analiza que la Revolución fue un desarrollo necesario, que culminó con la emancipación del individuo. El  Estado es capaz de dar esta emancipación, a pesar de que no puede dar ni una verdad ni una libertad perfecta. Así, bajo estos dos términos se funda la filosofía del espíritu de Hegel, pero en la Fenomenología, estos dos términos se convierten en actividades del puro espíritu que son compatibles con el Estado.

Sin embargo, en su filosofía el espíritu puede llegar a algo nuevo y aún se encontraba lejos de estar concluido. La vida humana está llena de procesos hacia la verdad, y en este camino, también se encuentran retrocesos. Así la Fenomenología del Espíritu de Hegel, es tan solo una introducción a su pensamiento filosófico.

Hegel comienza por estudiar la autoconciencia. De ahí desarrolla un proceso epistemológico (desde la certidumbre sensible, hasta la razón). Este análisis filosófico salta a un análisis histórico que es esencial  para demostrar los conceptos filosóficos básicos.

El conocimiento se cristaliza en la vida humana en una determinada época histórica; en la Revolución Francesa hay un desencadenamiento de una libertad autodestructiva, pues se dejó guiar por intereses subjetivos y aún no encontraba su verdad.

La dialéctica hegeliana muestra la importancia de que las preposiciones aisladas no pueden ser verdaderas. Esta dialéctica altera el sentido y la estructura de la proposición haciéndola muy diferente a la lógica proposicional. En un sentido estricto, la lógica tradicional y el concepto tradicional de la verdad son sacudidos por esta dialéctica que hace una visión de la realidad.

En esos tiempos, prevalecía en Alemania la filosofía idealista, aquella que mostraba cómo el conocimiento se permeaba en la sociedad, al igual que la razón se refugiaba en la cultura. Sin embargo, Hegel, en su Fenomenología menciona que el conocimiento nace a partir de que la filosofía destruye la experiencia de la vida cotidiana.

Con el estudio de la autoconciencia de Hegel, se reanuda el análisis en la relación entre el individuo y su mundo. Es decir el hombre que está abierto a la autoconciencia, está abierto a todos los objetos sensibles que lo rodean. Al estar en esta relación con los objetos, el hombre o individuo, se dará cuenta de que su verdadero deseo no es tener esos objetos, sino la relación misma con otros hombres, es decir a partir de la asociación de individuos. Hegel llega a la conclusión de que la autoconciencia se satisface a partir de otra autoconciencia. El hombre solo puede convertirse en lo que es a partir de otro individuo; sin embargo, esta relación no es armónica, porque la existencia del otro limita la del individuo. Es una lucha de vida y muerte entre desiguales y gracias a esa lucha se puede acceder a la autoconciencia. Esta es la única manera.

Es importante señalar que, según esta exposición, la dependencia del hombre respecto al hombre, no es una condición personal ni mucho menos una condición natural, es decir ya dada en el hombre, sino que está mediada por las cosas, que rodean al hombre. La acción del trabajador no desaparece al aparecer los productos de su trabajo, sino que se preserva en ellos.

Con la relación del señorío y del trabajador o de la servidumbre, Hegel desarrolla cómo se da esta relación y al mismo tiempo señala que para alcanzar la verdad se tiene que reconocer la esencia del otro.

De estos términos de dependencia, nace también otro problema, el de la libertad. Hegel lo aborda con que el pensamiento se dirige a la libertad  y la autoconciencia, es la historia de esta libertad en el hombre, ahí descubre un mundo real, lo relaciona con el hombre y se mantiene ahí.

En conclusión, la verdadera transformación comienza con el pensamiento, y este pensamiento absorbe la libertad viviente en cada uno de los individuos. El conocimiento queda por encima de la lucha que terminó en la Revolución Francesa.

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