28.09 Marx y Engels. En el principio era el trabajo

Bitácora de la sesión del 28 de septiembre de 2011
Por Estafanía Arenas

La clase del día miércoles 28 de septiembre comenzó con las preguntas que teníamos acerca de la lectura y su punto central fue enfatizar la forma en la que el texto se relaciona con el concepto de alienación.

Con La ideología alemana, Marx y Engels intentan encontrar una respuesta de cómo se enfrenta la filosofía alemana con la realidad de Alemania. En la clase, primero, se abordó el tema de la contradicción, donde el profesor explicó que la contradicción surge a partir del acto de la división del trabajo, lo cual genera un enfrentamiento entre distintos factores (campo/ciudad, trabajo físico/trabajo intelectual, etc.). A partir de esto, Marx y Engels luchan contra la idea de que la división de trabajo surja a partir de la separación entre trabajo intelectual y trabajo físico. Se dice que con el comunismo estos dos tipos de trabajo tendrán la misma importancia y valor.

Por otra parte, hablamos sobre los neohegelianos, que eran críticos acérrimos del sistema  y postulan que el problema de todo es el dogma —religión, instituciones políticas— y creían que por el hecho de realizar ciertas críticas, podían transformar inmediatamente la realidad y se dijo: “Los neohegelianos no son más que conservadores”.

Tenemos, pues, que los neohegelianos partían de las tesis dichas por Hegel, pero en realidad no hicieron más que escribir “la putrefacción del espíritu”. Sabemos que Hegel escribió la Fenomenología del Espíritu con el afán de dar a conocer la forma o los pasos (certeza sensible, percepción, razón y autoconciencia) para llegar al despliegue del espíritu, es decir, el camino hacia la libertad. Pero para los neohegelianos, estas afirmaciones ya no pueden ser aplicadas.

Para Marx y Engels, la historia era el proceso de producción de la vida inmediata, es decir, el hombre construye los medios para satisfacer sus necesidades. Al contrario, los neohegelianos tenían una idea equivocada de la historia al afirmar que había sido hecha por los héroes o por la religión.

Entonces, si el hombre puede cubrir sus necesidades con la producción de sus satisfactores, ¿los animales también pueden hacerlo?, ¿qué diferencia al hombre de los animales? Aquí se dan dos aspectos:

-De orden idealista: El hombre posee el logos, es decir, la razón (orden interior) y la palabra (orden exterior), que los animales no tienen.

-De orden materialista: El hombre produce sus medios de producción, es decir, su entorno y el animal no. Esto quiere decir que el ser humano transforma las cosas para su beneficio.

De esto surge otra interrogante, ¿qué necesitan los hombres y los animales para subsistir? Tanto los hombres como los animales necesitan lo mismo para sobrevivir (alimento, refugio, reproducción, etc.), pero la diferencia radica en el cómo subsisten. El hombre subsiste porque produce los satisfactores de sus necesidades mediante el trabajo y éste trabajo produce a su vez un intercambio. A partir de esto es donde surge la división del trabajo que conlleva varias contradicciones (ya antes mencionadas) entre el campo y la ciudad, el trabajo físico y el intelectual. La división del trabajo, al ser de carácter histórico, es cambiante debido a las condiciones materiales de las sociedades.

El modo de organización social, dicen Marx y Engels, depende de la manera en la que se organice la división del trabajo y los modos de producción. El hombre primero se organiza (crea medios de producción) y a partir de ahí surge la idea que justifica la forma de realizar la producción. Para cambiar la organización de la división de trabajo sólo se necesita que cambien las necesidades.

Finalmente, el pensar que no somos parte de los medios de producción significa una enajenación, porque en realidad todos formamos parte de ellos.

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