09.09 Hegel. Señor y siervo

Bitácora de la sesión del 9 de septiembre de 2011
Por Carlos Mendoza

Durante la clase analizamos el texto de Hegel sobre la «Independencia y sujeción de la autoconciencia. Señorío y servidumbre» y se dijo que “la dialéctica del amo y el esclavo” encarna la lucha y sometimiento de uno al otro, donde el amo es “aparentemente” el vencedor.

En primera instancia, parecería que el “señor o amo” es autónomo y es “para sí”, lo que lo hace alcanzar un mayor grado de libertad y, por lo tanto ello lo lleva a suponer que es superior al esclavo. Además, analizamos que el esclavo es “en sí” para el amo, y se presenta como un objeto para el mismo amo; es un objeto para este porque el amo es autónomo y este ya no es un simple objeto como el esclavo.

Ante este planteamiento surgió la siguiente duda o cuestión: ¿cómo el amo llegó a ser autónomo?, ¿cómo llego al momento de ser “para sí”? Al no ser sometido, el señor llega al punto de que los demás lo reconocen como una autoconciencia; ya que al no tener miedo de perder la vida para defender su libertad alcanza la certeza de sí ante los demás. Después de esta reflexión surgió un punto importante: el amo adquiere la plenitud de su libertad gracias al sometimiento del esclavo. El sujeto (el amo) autoconsciente necesita en algún sentido al esclavo para reconocerse libre.

Llegados a este punto, descubrimos en el texto que se da una reciprocidad entre el amo y el esclavo para que ambos tengan la posibilidad de existir. Por lo que se refiere a la Mediación del esclavo: Se analizó que el esclavo está en una situación de “no para sí”, lo que lo hace positivamente en el trabajo; la verdad del esclavo es el trabajo.

Sobre la relación amo-esclavo-negativa se dijo: Relación esclavo-cosas-directa, las manipula; transforma la realidad, la verdad “buena” del esclavo. Para el Amo, el Ser-para-sí es el único que representa la realidad-esencial. Es la potencia-negativa-o-negadora pura, para la cual la cosa no es nada. Como consecuencia de ello, en la relación de Amo y Esclavo, se da una actividad esencial pura. El Esclavo, por el contrario, no es actividad pura, sino actividad no esencial. Partiendo de este planteamiento se puede señalar que la actitud del Amo es un obstáculo existencial, pues el Amo no es Amo porque su Deseo ha recaído no sobre una cosa sino sobre otro deseo.

El problema recae en que el sueño del esclavo no es que todos sean libres, sino en dominar, y por lo tanto se convierte en una espiral de dominación. El esclavo crea la realidad propiamente humana y por lo tanto se crea a sí mismo, moldea su identidad que es la del trabajo, a través del cual arriba a la conciencia independiente, misma que nace de la conciencia servil. Además, sin la angustia, sin el terror inspirado por el Amo, el hombre no sería jamás Esclavo y no podría por consiguiente alcanzar la perfección final.

Por otra parte, al hablar Nietzsche nos pudimos dar cuenta que éste argumenta que hay dos fuerzas contrapuestas.
  • Las dionisiacas representan lo erótico, la desmedida, los deseos excesivos, el placer sin límite, la afirmación de la vida, lo desbordante, la embriaguez y la negación de la conciencia personal.
  • Las apolíneas simbolizan la racionalidad, la serenidad, el equilibrio, la medida, la disciplina, la sensatez, la conciencia personal, la armonía y la claridad.
Nietzsche señalaba que para los griegos era fundamental saber captar que la síntesis creadora sólo puede surgir de la oposición de estas dos fuerzas: Apolo no podía vivir sin Dionisos. Sin embargo, la decadencia se da en el momento en que la conciencia se erige sobre la hybris. Esta situación lleva a la ruptura entre ambas fuerzas y triunfa lo apolíneo. No hay objetivos racionales más importantes o más allá de la vida material. Mientras que Hegel afirma que hay que superar esta animalidad que nos domina, Nietzsche lo refuta diciendo que la vida “per se” es lo más importante.

Pero ¿qué es lo que hace que el esclavo permanezca dominado? De acuerdo con Hegel, el miedo es el motor principal de esto, una lucha a muertes es lo que teme el esclavo, pues sin la angustia, sin el terror inspirado por el Amo, el hombre no sería jamás Esclavo y no podría por consiguiente alcanzar la perfección final.

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